Meritxell
Meritxell
En mitad del Principado, rodeado de naturaleza y envuelto en parajes de gran belleza, se encuentra el Santuario de Meritxell, símbolo de la pasión de todo un pueblo. La iglesia del santuario, reconocida con el título y la dignidad de ‘Basílica Menor’ por el Papa Francisco, es uno de los espacios más visitados del Principado.
El templo
La iglesia del Santuario de Meritxell goza del título y la dignidad de ‘Basílica Menor’ concedido por el Papa Francisco.
Este título es una distinción que otorga directamente el Papa a aquellas iglesias que, en atención a su historia, cultura y vida litúrgica y pastoral, son especialmente significativas e importantes.
Este reconocimiento pone en valor el espacio de culto más importante del Principado.
Años atrás, la noche del 8 al 9 de septiembre de 1972, pocas horas después de haber celebrado la festividad de la patrona, un incendio destruyó prácticamente la totalidad del santuario (edificio, retablos, altares, objetos, imagen…), dejando a salvo únicamente parte de la fachada de la iglesia y algunos muros. El mismo día 9, el Consejo General decidió reconstruir el santuario en su totalidad. La construcción del nuevo edificio fue encargada al estudio del arquitecto Ricard Bofill. Al proyecto de Bofill se le pidió que trasmitiera grandiosidad monumental y fuerza religiosa y éste se llevó a cabo bajo tres pilares muy claros: Fe, Identidad y Cultura. Todos estos conceptos debían integrarse en el paisaje, estando al servicio de la religión y la cultura. El arquitecto proyectó inicialmente un gran complejo, con edificios y elementos que finalmente no se construyeron.
El edificio actual, el nuevo templo, fue inaugurado en 1976. Se trata de un diseño de santuario moderno, de concepción ecléctica, puesto que como apuntan algunos estudiosos, su construcción recuerda a otras construcciones de diversas épocas. Para algunos de estos especialistas, el campanario de torre recuerda a los que había en muchos monasterios medievales del sudeste de Europa. También encuentran similitudes con el arte islámico por las grandes aperturas visibles que posee el santuario, así como por la presencia de agua en el claustro de los espejos. Estos dos factores afianzan el intento de establecer una sintonía entre la obra del hombre con el entorno que la rodea. Por otro lado, los grandes arcos de piedra blanca y pizarra recuerdan a algunos de los que quedaron tras el incendio, y que formaban parte de la antigua iglesia.
Sin embargo, la interpretación hecha desde el taller del arquitecto, adaptando a la obra el pasado arquitectónico pirenaico, es el resultado de la ‘interpretación de los principios teóricos de la arquitectura románica dentro de un diseño moderno’.
En el interior, bajo un camarín cilíndrico, se encuentra la reproducción de la talla de la Virgen de Meritxell realizada por un taller de Olot siguiendo los cánones de la románica desaparecida tras el incendio y siendo una copia fiel de la original.
En mitad del espacio se sitúa el altar, de forma circular, y en la parte superior, se pueden observar las imágenes de los siete Santos titulares de las parroquias andorranas. La presencia de estos santos en el templo deja constancia de la importancia de Meritxell como Santuario Nacional.
El complejo del Santuario de Meritxell ha sido declarado de Interés Cultural por el Gobierno de Andorra.
La imagen de Meritxell
La imagen que en la actualidad puede verse en el santuario es una copia o reproducción fiel de la talla románica desaparecida la noche del 8 de septiembre de 1972, realizada a partir de unas fotografías de la original con la más avanzada tecnología (sistema láser).
La santa imagen que desapareció consecuencia del incendio era una talla románica del siglo XII, de madera policromada, que los expertos situaban como una de las más antiguas de esa zona pirenaica. Sentada solemnemente en actitud hierática, sostenía en su regazo al niño que alza su mano izquierda al igual que la Madre. Llevaba una corona de cinco florones en la cabeza sobre un velo blanco que le cubría cabeza y hombros. Como otras imágenes de la época, conocidas como de la “mano larga”, la Madre tenía la mano derecha exageradamente grande y larga, enfatizando la acción de acoger y el signo de bendición. El niño, que repite el gesto de la Madre, iba descalzo a diferencia de ésta, que portaba unos grandes zuecos.
La talla representa fielmente los rasgos característicos de la talla desaparecida, recogiendo los conceptos y las ideas que el artista medieval deseaba trasmitir: – grandes dimensiones de las manos, expresando y simbolizando el deseo de toda madre de acoger y proteger a sus hijos, entregándoles su bendición; – los ojos de la madre, exageradamente resaltados, inspirados en el Cristo de los pantocrators y que expresa que aunque el visitante o turista no la vean, ella sí que les mira; – el calzado que viste, los zuecos que usaban las campesinas de montaña de otros tiempos.
El mensaje del artista es claro:
la Virgen de Meritxell, reina del cielo y de la tierra, es la mujer sencilla y humilde que ama a todo el mundo por igual.
La antigua iglesia
No es mucha la información que se tiene de la antigua iglesia, pero la certeza de la época a la que pertenecía la imagen románica de Santa María de Meritxell, siglo XII, hace presuponer que la capilla primitiva perteneció al mismo periodo o incluso anterior. Esta construcción románica fue posteriormente transformada en época barroca. Se trataba de un templo bastante humilde de una sola nave, con ábside semicircular. De la obra románica se ha conservado el muro oeste, integrado dentro del edificio barroco. En el año 1991 se realizaron unas excavaciones arqueológicas en el solar de la antigua iglesia en el que aparecieron estos elementos, que fueron posteriormente integrados en el edificio barroco del siglo XVII.
Serán necesarias futuras excavaciones para poder determinar con exactitud la fecha aproximada de aquella capilla, pero con los datos actuales, ya se puede afirmar que Meritxell fue el primer lugar de Andorra en el que se veneró una imagen de la Virgen y el primer lugar en el que se levantó una iglesia bajo la advocación de María.
La talla de la Virgen de Meritxell fue conservada en esta antigua iglesia hasta el año 1972, cuando la noche del 8 al 9 de septiembre, un incendio destruyó la mayor parte de las dependencias de este santuario (hoy en día conocido como ‘el viejo o antiguo santuario’).
El edificio, que había quedado prácticamente devastado por el fuego, fue reconstruido parcialmente y hoy en día acoge la exposición retrospectiva ‘Meritxell Memoria’, que refleja a través de imágenes, documentos y objetos la historia del culto a la patrona de Andorra.
La festividad de Meritxell
El progresivo aumento de la devoción hacia la virgen a lo largo de los siglos XIX-XX y el asentamiento de unas circunstancias especiales de maduración e interiorización del sentimiento nacional por parte de los habitantes de Andorra, llevaron al Consejo General de los valles de Andorra, el día 24 de octubre de 1873, a declarar oficialmente y por unanimidad la Virgen de Meritxell como patrona de los Valles de Andorra: “se consigna el hecho que Nuestra Señora de Meritxell considerada por los Valles de Andorra como su patrona y especial protectora desde tiempos inmemoriales”. Años después, el continuado apoyo de los diferentes obispos-copríncipes a Meritxell, unidos a ese fervor y tradición popular que ya se había gestado tiempo atrás, hicieron posible que el obispo Joan Benlloch Vivóla pidiese, el 23 de agosto de 1913, la declaración canónica del Patronato de la Virgen de Meritxell.
No pasa desapercibido el hecho de que, desde la proclamación del patronazgo (1873) hasta su reconocimiento eclesiástico (1914, un año después de su petición), pasaran más de cuarenta años. Los convulsos y revueltos tiempos de esa época, unido a las tensiones entre la Mitra de Urgel y los gobernantes de Andorra, hicieron que, de forma inexplicable, hubiera que esperar tanto tiempo para este reconocimiento. La Santa Sede, a través del sumo pontífice, el Papa Pío X, confirmó el patronazgo de la Virgen de Meritxell sobre el pueblo andorrano en el año 1914.
El Consejo, gozoso por la noticia, quiso que este momento se solemnizara y acuerda que se celebre, cada 8 de septiembre, la Fiesta Nacional de los Valles. Años más tarde, el obispo barcelonés Dr. Justí Guitart i Valardebò quiso completar la obra de sus predecesores y trabajó a favor de la coronación canónica de la Virgen como patrona de Andorra, proceso de reconocimiento que concluyó el 8 de septiembre de 1921. La facultad de conceder este privilegio recaía en la basílica de San Pedro de Roma.
En la actualidad, cada 8 de septiembre, el pueblo andorrano vive una fiesta de unidad y concordia en donde la Virgen es la protagonista absoluta. Todo gira en torno a Meritxell, la virgen de todos. Ese día, miles de personas peregrinan hasta el santuario, desde horas muy tempranas, para dar gracias y manifestar su sentimiento de alegría y entusiasmo. Personal y espiritualmente se postran ante la virgen.
El poder de atracción de Meritxell se evidencia de forma clara en esta jornada, que como tal se vive.
Diversos actos y celebraciones (peregrinaciones, conciertos, bailes de sardanas, eucaristías, degustaciones de productos típicos…), enmarcan este día, en el que las tradiciones y la fiesta llenan de alegría el recinto de Meritxell.
Horarios
Horarios de acceso al recinto (nuevo y viejo santuario):
Abierto todos los días excepto los martes, de 9 a 13 y de 15 a 19 h.
Entrada gratuita.
Visitas guiadas gratis de mayo a octubre. Consultar y solicitar en www.santuariodemeritxell.com
Horarios de misas (ordinarios):
Cada domingo, a las 12.30 h.
Sábados y vigilias de Fiesta de Pascua y Todos los Santos, a las 18 h.
Tef. +(00) 376 851 253 / +(00) 376 726 109
Página web: www.visitandorra.com/santuario-de-meritxell